miércoles, 5 de enero de 2011

Geisha


Mujer de trazos delgados, silueta de tallo, flor de invierno, ojos de aquel cielo líquido que lanza bocanadas de espuma entre soles que colisionan en un gris terreno, tus sedas apagadas me muestran la profundidad de tus pensamientos, aquellos dedos que el guerrero siente antes de encontrar su destino entre aquellas nubes de ceniza que impregnan un campo del nunca volver, vestido de carmín, figuras de otoño, zapatillas desnudas, perfume de un vacio…
Es aquel que por lejanas travesías marcha entre aquellas lunas cristalinas tu dueño de aquellas líneas, miran ambos aquella misma sábana lapislázuli, delgados ojos centellean por miles entre aquellos remolinos de cristal, un perfume, sólo eso y nada más, cenizas quedan entre los dedos, recuerdos van entre aquellas ondas que regresan fugitivas del deseo, aquellos ojos, aquella sábana, aquella sonrisa de miel…
Se desvanece aquel sendero, la figura de seda se sumerge en sus pensamientos, aquel perfume ya no es más un otoño, aquella sábana se torna rígida, sólo un deseo levita entre aquellas manos de crisantemo, se precipita un sueño, ya nunca más los ojos verán tu cielo, un amor ha desaparecido, ya nunca más será cenizas, aquella sábana se ha poblado de más ojos, son dos con un mismo deseo, no volver a aquel sueño…

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