sábado, 4 de septiembre de 2010

Girasoles


¿Qué dolor no produce el decir que el girasol es rojo cuando tiene pétalos dorados? Cuán difícil es aceptar que alguien mienta respecto a ello, aún más doloroso descubrir la desdicha de saberse descubierto en una treta para confundir los sentidos. Los ríos son poca cosa frente a los ojos que se deshacen entre besos amargos de húmedos recuerdos. Cuán desdichado soy y sin embargo mi alma no se haya perturbada, porque nada malo ha hecho quien de su pasado no dice mucho. Todo pasado guarda secretos ¿pero por qué siempre pensar que estos son oscuros? ¿Acaso no puede uno guardar un pasado desdichado del cual no se quiere acordar? ¿Acaso los fantasmas de ese pasado son tan malos como aparentan?
No es maldad mía evocar lo más hermoso de mi vida pasada, dejando lo oscuro oculto entre matorrales del dolor u olvido. Si no soy digno de confianza por ser humano y pecar por sembrar el olvido en mi corazón, entonces, no confíen en mí, porque en este mundo todos son relatores honestos de sus pasados ¡la mentira es mi nombre y la penumbra mi compañera! Ya no soy digno de fiar, ya no soy digno de amar. Mi pecado fue tener conocidos y verles de pronto entre mis andares, ningún mal he hecho, pero mi corazón dice que realmente he pecado demasiado, culpa mía, culpa de quien olvida, culpa de quien no da importancia a lo que importancia no merece.
Todo cuanto he hecho se desborda en un canal sin fondo, todo cuanto he amado se tira a la llama eterna. Cúlpame si lo deseas de caprichoso con mi mentira, cúlpame por no ser transparente, cúlpame por ser humano. Pero no me culpes por amarte mi apesadumbrado corazón. No hallo mucha culpa en mí porque no la poseo, eres tu amor mío el que se ocupa de la banalidad espontánea, eres vos quien da importancia a lo que no es importante, eres tú quien mira en los girasoles pétalos carmesí cuando yo digo que es dorado.
Llora, deprime tu ser hasta llevarlo a lo hondo de la vida, sumérgete en la profundidad de la desesperanza, llora, porque ya nada queda en este mundo, llora, tu alma se apaga por la deshonesta humanidad, llora, pero llora porque no puedes dejar de amar. Porque son tus emociones las que se agitan entre los recuerdos de aquello que selló tus pensamientos y que ahora se apoderan de ti, cual fantasmas del maldito recuerdo te aprisionan y sientes que es el fin. Llora pues amor mío, que al final, cuando la luna esparce su desdichada vida viene el sol y todo lo caldea en infinita armonía. Porque la amargura dura tanto como el viento de otoño, y sin embargo, primavera será cuando el otoño muera.

1 comentarios:

Neko Hanyou MagiX Mokona dijo...

Con el ser mitológico con al cual me identifico plenamente es con el Fenix y es por ello que deseo poder renacer de mis cenizas y brindarte lo que me pides, deseas y mereces...

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