lunes, 13 de diciembre de 2010

Sueño romántico para el próximo año


Si bien mucho de lo poco que he escrito remite a temas en torno a problemas tan banales como la humanidad misma, inclusive llegan a ser tan deprimentes que no sé si llegue a tener un suicida crónico que al ver mis entradas verifica que el suicidio no es tan mala idea. Si bien el punto es que por este año se terminan las entradas de una cuasi filosofía tan pesimista como Schopenhauer y Nietzsche, a manera de propósito como otros tantos para el año que apenas va a nacer y carga con todo un peso de sus antecesores he decidido optar por cuestiones culturales, no me detendré en buscar el hilo negro de lo que cada cabeza entiende por cultura, puesto que su definición equivale a la religión, es tanto como decir que un concepto es más divino y verdadero que otro, la verdad es que cada quien decida como en la religión lo que más le convenga.
Ahora bien, como primer pie inaugural de este año que viene y del anciano que se jubila comenzaré por referirme a una época de la literatura universal que tanto me gusta y sin embargo es un poco oscura. El romanticismo fue una ola revolucionaria de un pensamiento tan poético como el griego, tan político como los principios napoleónicos, tan polémico como la tristeza de un paisaje industrial, pero tan quebrantado del corazón por amores que nunca se realizan y sin embargo es toda una tragedia para estar con aquello que se ama y se quiere, época de dolor y pasión, una época mal juzgada en la idiosincrasia popular, romanticismo es sinónimo de “romántico”, tan romántico como televisa, tan desconocido como las criaturas que habitan la isla de Odiseo. El romanticismo no sólo fue una de las grandes expresiones literarias también lo fue en la política, porque la política no es sinónimo de realidades concretas, es tan metafórica como aquellos versos de Lord Byron, se desangran ante los perjurios y se revitalizan ante una muchedumbre que sólo clama las palabras claves de aquel discurso que tergiversa el todo, una época de las grandes industrias, de los primeros momentos de independencias y revoluciones, un triunfo para Francia, una desesperanza para los ingleses, todo un mundo que se agita en aquellas colonias inestables.
Queda atrás aquel mundo mágico de criaturas americanas, es momento de la gloria industrial, un mosquete apunta hacia oriente, otro hacia América, pero ambos provienen de un lugar llamado EUROPA. ¡Viva la época romántica!

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