domingo, 19 de diciembre de 2010

Constanza de Chopin


Con doce estudios y cuatro baladas compuestas en París, Fryderyck Chopin consolidó si éxito entre las cortes parisinas de una época en constante agitación por el derrocamiento de las monarquías absolutistas y el inicio de gobiernos liberales y burgueses. Era la época del romanticismo, la liberación de las ideas, un patriotismo raro y exagerado se aglomeraba en el corazón de los artistas, Chopin fue uno de ellos, con sus partituras tan llenas de melancolía y heroisismo que sucumben a su constante enfermedad que le ha seguido desde la infancia y le termina por vencer durante el inicio de su madurez.
Su fecha de nacimiento es incierta pero lo único seguro es que nunca se dejo de sentir polaco, las constantes amenazas del imperio ruso sobre Polonia provocaron en él momentos de melancolía y sufrimiento, París era su patria mientras Polonia era conquistada. Ante esto decide realizar distintas composiciones en honor a Polonia por su heroica resistencia al imperio ruso, sin embargo, cada composición suya es un conjunto de enfermedades tétricas que consolidan melodías en constante allegro con súbitas paradas en adagio. ¿Es verdad que sus composiciones son para fiestas y no para ser dignas de conciertos? ¿Es verdad que la música del siempre enfermizo Chopin es melancólica? ¿A partir de su amor por Constanza, las composiciones para piano siempre fueron las salidas de sus deseos contenidos por un amor imposible?
Si bien Chopin siempre fracasó en todas sus empresas amorosas, ninguna se logró consolidar debido a su condición de enfermo; abandonó su patria, a la cual nunca regresó, para conseguir éxito en el extranjero, su carácter tan colérico y tan triste le acarreaba diversas situaciones de desesperación en momentos en los que conseguía triunfos y fracasos. Chopin en mi opinión siempre fue una persona melancólica, no por falta de dinero y por sus constantes fracasos en el amor, si no, por su enfermedad. Su gran amor fue una cantante de ópera que conoció en una sala de conciertos de Varsovia, su dedicación al piano y su enfermedad impidieron que pudiera concretar su amor con Constanza, la cual, poco después se casó con otro hombre, Chopin no dejó de amarla pero su decepción no logró ocultarse tras sus composiciones dedicadas a su amor imposible como el Vals Ops. 70 Nº 3. Tan alegre y sin embargo triste, cuando uno la escucha se percibe una gran tristeza en un principio, poco después tiene un ligero movimiento en allegro para terminar con tonos y semitonos suaves pero en adagio, una pieza corta y sencilla que expresa ese sentir del amor imposible, se nota un cierto enojo cuando se dan repentinos tonos elevados, como un enfado en contra de aquella enfermedad suya que le impidió la consolidación de aquel primer amor, sin embargo, este amor fue el más entrañable en su música, propio de un músico romántico.
Pero en una carta a su amigo Titus Woyciechowski: “Quizá desafortunadamente, tengo mi propio ideal, al que en silencio sirvo desde hace medio año, con el que sueño y en cuyo recuerdo he compuesto el Adagio de mi nuevo concierto” Ese recuerdo puede ser su amada Constanza, aquella que fue la musa imposible de numerosas composiciones, un ideal como dice él, tan imposible que con la esperanza de que sus composiciones puedan satisfacer ese deseo, ¿sería incorrecto pensar que Chopin a través de su música intentaba lo que Da Vinci para Freud? Es decir, aplastar aquellos deseos incontenible a través del arte como un medio para dar salida a sus deseos reprimidos, pero a su vez, una furia incontrolable por desprenderse de ese cuerpo tan marchito por la enfermedad.
El concierto nº2 en fa menor, op. 21. Fue su última pieza de amor por Constanza, aunque yo pienso lo contrario, pero en el fragmento anterior de la carta dirigida a su amigo Woyciechowski indica que esto fue así, todo aquel tiempo de un deseo contenido se libera en esta pieza para concierto de aquella energía contenida por un sueño perdido. En un principio es lenta y suave, una emoción embarga al piano el cual se carga de dulzura y sin arrebatos de cólera, parece alegre y sin embargo con un quedo de tristeza, pero el momento de la felicidad se quebranta y el piano arremete con tonos graves para posteriormente terminar con melancolía aquel sueño que jamás pudo ser.
La pieza anterior fue su última para Constanza según Chopin, sin embargo, ella fue como su enfermedad una constante en su vida, el piano era el único consuelo de su existencia frágil, aquel piano era un instrumento de tortura para sus deseos, su amigo Schumann escribió al respecto: “Era… un cuadro inolvidable verle sentado al piano como un clarividente, perdido en sus sueños; ver cómo su visión se comunicaba a través de su ejecución, y cómo al final de cada pieza, él tenía la costumbre de pasar un dedo a lo largo del teclado en reposo, como forzándose en arrancarse a sí mismo de su sueño” . Aquel piano representaba la única manera de olvidarse de su enfermedad y su amor, aquella enfermedad no sólo lo mataba, también les consumía el alma, sus canciones siempre fueron melancólicas a causa de ello, cada nota suya es un enfado en contra de esa condición que no le ha dejado en ningún momento. Pero sólo una pieza logra destacarse entre las demás, es un fragmento pequeño y sin embargo alegre, pareciera que en ese instante disfrutaba de haberse librado de algo, por momentos es triste pero se fuerza a no estar, es totalmente dinámica y se consolida como un ideal realizado. El estudio Nº 1 en do mayor allegro, es la consolidación de un espíritu alegre que lucha contra su triste condición, pero triunfa sobre su malestar, parece ser que esta fue su última composición un tanto alegre, aparentemente en ella su sueño nunca se desprendió de él y él nunca se desprendió de su deseo, de tal manera que es tan corta y rápida la pieza que aparenta ser un momento fugaz de felicidad, pero perdurable en aquellas partituras que tuvieron un momento de dicha para el compositor.

2 comentarios:

Gu1ta dijo...

Qué bonito. Me pasa una cosa curiosa con el Nocturno Op. 9 No. 2 de Chopin, que cierro los ojos y siento que pensaba en ella cuando lo escribió. No sé de dónde he sacado eso, es solo una sensación, ¿podríamos saberlo?

Lady in red dijo...

Sí lo compuso a Constanza. Sus tres Nocturnes Op.9 los compuso a ella desde Paris y los mandaba por correo clandestino hasta su casa porque Chopin era buscado, era exiliado por haberle dicho al gran duque que no tocaba para carniceros. La historia ha querido borrar ese momento, pero ya que no podía mostrar su nombre por correo ya que los rusos lo iban a encontrar, mandaba los nocturnes a Constanza en vez de cartas con una rosa y un guante negro, ese era su firma. Ella no tenía que leer una carta de amor para saber qué sentimientos le declaraba Chopin a través de sus nocturnes. Chopin la amó e idealizó toda su vida.

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